lunes, 16 de marzo de 2009

[ Como si hubiera sido ayer ]

Tenia yo 12 años.
Estaba solo en la casa, era de tarde y estaba aburrido sentado en el piso viendo la TV.
Como lo hacía seguido, me bajé el zipper del pantalón de la secundaria y me empecé a tocar distraídamente.


Normalmente jugaba con mi pene. Me excitaba mucho pero ignoraba que había un "umbral" al final. Esa vez, en el típico movimiento de arriba-abajo con la mano (que siempre me aburria) empecé a sentir algo que me hizo dejar de hacerlo distraidamente.
Empecé a acelerar el movimiento, y una sensación rara empezó a correrme por las piernas. Seguí y seguí hasta que ya no pude más, la vista se me nubló, sentí que mi cabeza había tocado la almohada que tenía sobre el piso y me convulsioné un poco. incluso mis ojos se pusieron en blanco, WOW.


Sentí que había redescubierto el mundo. Y de qué manera. Creo que los siguientes meses los pasé buscando oportunidades para quedarme a solas y masturbarme, en todos lados, a todas horas.


El hábito lo conservo a la fecha, a mis veintitantos años, con todo y el sexo. Son cosas distintas, y si crees que no, te recomiendo algo: ve con tu pareja, pónganse frente a frente, sin tocarse, y mastúrbense mirándose. Es de lo mejor.

3 comentarios:

El Chico YeYé dijo...

Yeah, jajaja los ojos blancos... debería ser tema para una canción... ojos blancos :-D

Anónimo dijo...

Esteee, bueno.

Martín Olvera dijo...

Qué excitante recomendación...


Wow! Ojos en blanco.