
Es un libro que sin duda nos envolverá y no podremos dejar de leerlo. ¿Porqué?
porque la trama es sencilla y muy básica. Algo con lo que todos hemos soñado. Un país sin muerte.
¿Qué sería de la humanidad si un día la muerte por desconocidas razones deja de trabajar?
Después de años y años de incansable y arduo trabajo la muerte decide darse unas bien merecidas vacaciones.
Así comienza la historia, cuando de repente un 1º de enero, simplemente nadie muere. Con el correr de los días, y el constante vacío de los obituarios en los periódicos, ya no quedan dudas.
al principio todos los habitantes de este poblado (Que Saramago jamás nombra) viven felices y gozan del placer de la inmortalidad que hasta la fecha ninguno había podido hacer alarde.
Después de un poco tiempo observaremos como es que la ciudad empieza el caos y el desorden público.
Ya que cómo las personas no mueren, envejecen y envejecen y los hospital y asilos están a reventar. las funerarias caen en la banca rota
y ¿quién compraría un seguro de vida sabiendo que se es inmortal?
Y no nos olvidemos de las familias de los “vivos no tan vivos” (es importante aclarar que pese a no estar muertos, los que deberían estarlo no gozan de una salud privilegiada precisamente), quienes deben “soportar” a sus parientes quienes milagrosamente aún respiran el mismo aire que ellos.En fin, veremos cómo se desarrolla la obra, siempre girando sobre este tema y sus repercusiones.

Sin duda alguna todo el libro tiene el toque magistral de José Saramago, una obra que sin duda se convertirá en un clásico y caerá en el gusto de la mayoría, sino es que en el de todos.