
Además de esta demoledora tragedia, la mujer sufría otro infortunio más: vive en chile. Dicho país está entre el tres por ciento de países occidentales donde todas las formas de aborto son ilegales, incluyendo el aborto terapéutico.Así, esta mujer pasó meses cargando en su vientre un niño condenado a morir. Imposibilitada de no sentir amor o apego con el ser que crecía en su vientre, todo el embarazo fue un luto cruel, largo e insensato, producto de una de las últimas joyitas de la dictadura pinochetista.
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